Problemes dels sense cor

dissabte, 7 de novembre del 2009

¿Qué es noticia?

Lo que es noticia no se puede aprender en una mera clase teórica por muy especial que ésta sea. A pesar de ello saber si una noticia es más o menos importante, no solo evita que los compañeros de trabajo no se rían de uno, sirve para organizar las noticias dentro de un periódico.
Es cómo trabajar en un mosaico, es decir, cuando se escribe una noticia no se está escribiendo un contenido para un libro de texto, sino que es un texto que forma parte de otras noticias y en ese contexto hay una interrelación i una jerarquización.
No hay tampoco unas normas por las que regirse, pues no se pueden establecer leyes para ordenar algo que no se puede prevenir. Por ejemplo, un suicidio puede parecer importante, pero quedar en segundo plano si un gorila mata a 300 personas en el zoológico. Aunque si el Presidente del Parlament se suicida por su incapacidad de asumir su poder, lo del gorila quizá dejaría de tener importancia.
Volviendo a la pregunta. ¿Qué es y qué no es noticia? Cómo se ha dicho no existen fórmulas fijas. Cuando uno se enfrenta a lo imprevisto es muy difícil establecer una normativa. Además hay que luchar contra la gente que inventa excusas para ser noticia, por lo que no sólo hay que averiguar qué es noticia sino descubrir qué es una falsa noticia.
Hubo un tiempo en que la prensa anglosajona se planteo si informar a mil lectores o entretener a un millón. Pero esa dicotomía ha desaparecido. En consecuencia, la mejor noticia es la que interesa a más lectores, entendidos como compradores. Y para eso si que hay unos criterios:
En primer lugar interesa aquello que llama la atención, ya sea lo nuevo o lo diferente… bien por acción o incluso por omisión. Es decir, no siempre es necesario que lo nuevo o lo sólido este en lo que hay sino que puede ser algo que estaba y ahora se ausenta, por lo que deja de estar dentro del cuadro habitual.
Otro criterio general es el de la proximidad. La proximidad entre el periódico y el suceso que se cubre es directamente proporcional a la importancia de la noticia. Pero esa cercanía no solamente se mira desde un punto de vista geográfico, sino que también puede darse una cercanía psicológica. Por ejemplo: es más noticia una persona descuartizada en un piso de Barcelona o un esturión bañándose en el delta del Ebro, que 100 personas ahogadas en el Amazonas al naufragar un barco. ¿Pero qué ocurre cuando pasan cosas en EE.UU y en cambio pueden llegar a ser portada? En este caso se impone la proximidad psicológica o cultural a la distancia en quilómetros. Un suceso en EE.UU será más importante, por ejemplo, que en Marruecos, porque no hay tanta identificación.
Así podemos ver al abrir un periódico que es más importante que se mueran 4 españoles en Sudáfrica que 50 ahogados al naufragar un Ferry en Bangladesh o cualquier otro sitio poco conocido. Podríamos decir que esto refleja el tipo de sociedad y el respeto a la vida que al menos formalmente se da en ella. Los muertos en el tercer mundo tienen menos valor informativo porque se parte del punto de vista que “la vida en esos lugares tiene menos valor”. Por lo tanto no hace falta esforzarse mucho en esos temas. Ocurre lo mismo cuando muere un arquitecto o un “simple” paleta.
Otra referencia es la espectacularidad o morbosidad de un suceso cercano que afecte a seres en los que nos reconocemos. Es entonces cuando un suceso de esas características choca contra nuestras concepciones morales y por lo tanto se convierte en noticia. Por ejemplo, centenares de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez se ha convertido sólo en una página entera. En cambio, una niña de Huelva, el caso Mari Luz, ocupo páginas y páginas durante varios días. Y no digo que no sea importante, pero se puede intuir que niñas como esta mueren a centenares en el mundo y el tercer mundo, aunque nos podemos identificar más fácilmente con ella.
Por último está lo que llamaríamos la alarma social, cosas que de alguna manera provocan alarma en la gente, preocupación. El concepto alarma social lo utilizaron los jueces para decidir si se encarcelaba a un sujeto o no. Pero lo que interesa aquí es que la alarma social también se puede inventar. Los periódicos pueden fabricar o convertir un hecho que podría pasar desapercibido en un suceso espectacular. Por ejemplo, con los elementos contextuales, se le da mayor gravedad o repercusión a un tema. Algo que podría ser un breve con el envoltorio necesario puede convertirse en portada.
En el fondo los periódicos se han convertido en una especie de farsantes que pueden decir hoy blanco y mañana negro, pero todo por vender periódicos y si los lectores están de acuerdo pues que le vamos a hacer.

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